🥇 ¡Los 34 chistes viejos más divertidos!

El buen chiste no tiene edad. Lo que hizo que la multitud se rompiera el pico hace décadas bien podría tener éxito hoy. Por eso hemos seleccionado las anécdotas antiguas más divertidas para que te rías mucho y las cuentes a tus amigos. ¿Vamos a divertirnos?

1. La desaparición de su marido

- Su diputado, mi esposo salió de la casa hoy temprano para comprar arroz para el almuerzo y aún no ha regresado. ¿Qué hago?
- No sé, hacer pasta.

2. El pisoteo

Un motociclista circulaba a 140 km/h por una carretera cuando de repente atropelló a un pájaro. Por el espejo retrovisor, el tipo vio al animalito haciendo varias piruetas hasta quedar tendido sobre el asfalto.
Sin contener el remordimiento, detuvo la moto y volvió a ayudar al animalito. El pajarito estaba allí casi muerto. El motociclista estaba tan angustiado que recogió al pájaro y lo llevó al veterinario. Allí el pájaro fue tratado y medicado, y el veterinario dijo que había posibilidades de que sobreviviera. El hombre compró una jaula y se llevó el ave a su casa, teniendo cuidado de dejar un poco de pan y agua para la víctima.
Al día siguiente, el pajarito recupera la conciencia. Al despertar, encontrándose atrapado, rodeado de barrotes, con el trozo de pan y el cuenco de agua en un rincón, el animal se pone las alas en la cabeza y grita:
- ¡No creo! ¡Maté al motociclista!

3. Accidente de trabajo

Un empleado de una empresa tuvo un accidente de trabajo y le tuvieron que enyesar el brazo. Cuando llegó el momento de salir de la oficina, le preguntó al médico de la empresa:
- ¿Es muy grave, doctor?
- No es grave, no. Puedes quedarte tranquilo.
- ¿Seré capaz de tocar el piano?
- ¡Claro! En un mes o dos.
- ¡Que bueno! ¡Nunca había tocado el piano en mi vida!

4. Joãozinho en la escuela

Joãozinho llega tarde a la escuela. Cuando entra al salón de clases, el maestro dice:
- ¿Otra vez tarde, Joãozinho?
- ¡Hola, profesor! ¿No eres la dama que dice que nunca es demasiado tarde para aprender?

5. Joãozinho en la escuela II

El maestro dice:
- Si crees que eres estúpido, levántate.
Jhonny se levanta.
- ¿Crees que eres estúpido, Joãozinho?
- No, pero lamenté verte solo.

6. Joãozinho en la panadería

Joãozinho llega a la panadería y pregunta:
- Joven, ¿tienes pan?
El panadero responde:
- Sólo hay pan duro.
- Oh, así que despierta a las cinco por mí.

7. El devoto Joãozinho

La madre se sorprendió al ver a Joãozinho arrodillado al lado de la cama, con las manitas cruzadas y todo. ¡Estaba rezando! ¡Solo podía ser un milagro!
- ¿Qué estás haciendo, hijo mío?
- Orando, mamá.
- Sí, eso lo puedo ver. Pero ¿por qué estás orando?
- Para que el río Amazonas vaya a Minas Gerais.
- ¿Pero por qué?
- Porque eso es lo que escribí en el examen de hoy.

8. Joãozinho en el catecismo

En la clase de catecismo, el sacerdote pregunta a los niños:
- ¿Quién de aquí quiere ir al cielo?
Todos levantan la mano, excepto Joãozinho.
- ¿No quieres ir al cielo, Joãozinho?
- Es que mi madre me pidió que fuera directo a casa después de clase.

9. Viejos amigos

Cada vez que un hombre entraba al bar, pedía dos cervezas, con el requisito de que se sirvieran al mismo tiempo.
Un día, el mesero decidió preguntarle al cliente por qué siempre pedía dos cervezas. Después de todo, ¿no sería mejor pedir uno a la vez?
- Uno es para mí. El otro es en honor a un gran amigo que vive lejos de aquí.
Un día el hombre entra al bar cabizbajo y pide solo una cerveza. El mesero encontró extraña la orden y le preguntó si se había peleado con su amigo.
- No, no es eso. Es solo que dejé de beber.

10. Concurso de murciélagos

En un concurso de bates, discutían para ver quién era el mejor chupasangre. El primero llega con la boca llena de sangre y dice:
- ¿Ves ese pollo muerto de ahí? Fui yo.
El segundo llega con la barriga tan llena, pero tan llena de sangre, que casi no puede volar. Él dice:
- ¿Ves esa vaca muerta de ahí? Fui yo.
El tercero llega con sangre de pies a cabeza, completamente ensangrentado. La gente lo mira y dice: “Ya ganó, ya ganó”. Luego dice:
- ¿Ves esa pared de allí? Yo no había visto…

11. El colmo de la rebeldía

¿Sabes cuál es el colmo de la rebelión?
Vive solo y huye de casa.

12. En el consultorio psiquiátrico

- Doctor, tengo un problema. No puedo recordar nada de lo que me dicen después de un minuto, solo un minuto, Doctor.
- ¿Y hace cuánto tiempo apareció este problema?
- ¿Hace cuánto apareció lo que apareció, doctor?

13. Diálogo de patos

¿Qué le dijo el pato al pato?
Vem también!

14. ruptura

¿Por qué se separó el ingeniero químico?
Porque ya no había química, era una relación puramente física.

15. Ruptura II

¿Por qué se separó el ingeniero de telecomunicaciones?
Porque ella ya no se preocupaba por él.

16. En la panadería

- ¿Cuánto cuesta el café?
- Dos reales.
- ¿Y el azúcar?
- No cobramos por el azúcar.
- Entonces dame un kilo, por favor.

17. El hombre invisible

La enfermera le dice al médico:
- Doctor, hay un hombre invisible en la sala de espera.
El médico responde:
- Dile que no puedo verlo ahora.

18. Pena capital

El condenado estaba esperando la hora de la ejecución, cuando llegó el sacerdote:
- Hijo mío, vine a traerte la palabra de Dios.
- Pérdida de tiempo, padre. Voy a hablar con Él en un ratito. ¿Quieres enviar un mensaje?

19. La muerte del burro

Un burro murió justo en frente de la iglesia del pueblo. Dos días después, el cura fue al alcalde para preguntar cuándo se llevaría el cuerpo del burro.
- Señor. Alcalde, hace dos días que murió un burro frente a la iglesia y nadie ha hecho nada.
El cura y el alcalde eran antiguos adversarios. Por eso, el alcalde le dio una sarcástica respuesta al cura:
- Bueno, ¿no eres tú quien tiene la obligación de cuidar a los muertos?
- Soy yo mismo - respondió el sacerdote -, pero también es mi deber avisar a los familiares.

20. El chico sincero

Para no tener que pagar el boleto, el hermano mayor le dijo al hermano menor:
- Cuando el conductor pregunta cuántos años tienes, dices que tienes seis.
"Está bien", respondió el hermano menor.
- ¿Así que qué edad tienes?
- Siete.
El hermano mayor regañó al hermano menor.
- ¡Si dices que tienes siete, tendremos que pagar el boleto! Intentemoslo de nuevo. ¿Cuántos años tiene usted?
- Seis.
- ¡Muy bien!
Dentro del autobús, el conductor le preguntó al niño:
- ¿Cuantos anos você tem?
"Seis", respondió.
- ¿Y cuándo vas a cumplir siete?
- Cuando me bajo del autobús.

21. La pesca

La madre, al ver a su hija de 10 años volver de pescar con su padre, con la cara toda hinchada, se asusta mucho:
- Hija mía, ¿qué pasó?
- Fue una avispa, mamá...
- ¿Te mordió?
- No hubo tiempo... ¡Papá lo mató con el remo!

22. La tortuga voladora

La tortuguita sube lentamente a un árbol. Después de mucho esfuerzo, logra llegar a la cima. Luego salta, con las patas delanteras y traseras extendidas y aleteando en el aire. Como no podía ser de otra manera, ella se estrella contra el suelo.
Después de recuperar la conciencia, la pequeña tortuga vuelve a subir al árbol. Finalmente llega a la cima, descansa un poco y salta de nuevo, aplastando una vez más.
Una pareja de pájaros en una rama más alta observa desde el principio este angustioso espectáculo. Incapaz de aguantar más, la hembra le dice al macho:
- Cariño, ¿no crees que es hora de decirle a nuestra tortuguita que es adoptada?

23. El elefante y las hormigas

Un elefante estaba cubierto de hormigas. Desesperado, rodó por el suelo, entró en el lago y logró deshacerse de todos. De hecho, casi todos. Quedaba uno en su cuello. Todas las demás hormigas que estaban en el suelo comenzaron a gritar:
- ¡Ve, retuerce su cuello!

24. El Ferrari y la bicicleta

El tipo acababa de comprar un Ferrari y se moría por lucirse con su nuevo auto. En la avenida principal de la ciudad, pisó el acelerador. Entonces un ciclista lo adelantó.
Sorprendido, el conductor volvió a pisar el acelerador. Pero nuevamente el ciclista lo adelantó.
Irritado, el conductor aceleró aún más, alcanzando los 120 km por hora. Pero, para su sorpresa, el ciclista lo adelantó nuevamente. El conductor pisó aún más, alcanzando unos increíbles 140 km/h. ¿Pero crees que el ciclista lo adelantó una vez más?
Sin saber qué más hacer, y curioso por saber cómo ese ciclista logró correr tan rápido, el conductor se detuvo a un lado de la carretera. El ciclista le adelantó, volvió, volvió a pasar, volvió a pasar… Hasta que, finalmente, el ciclista se detuvo junto al Ferrari.
- ¡Ufá! Me alegro de que detuvieras el coche. Mis tirantes quedaron atrapados en tu espejo retrovisor.

25. El querido y añorado Pedrão

Cuando murió el querido Pedrão, el mesero más popular del restaurante, sus colegas y varios clientes buscaron un medio para hablar con el difunto amigo.
Cuando todos estaban alrededor de la mesa, el médium dijo:
- Para llamar a Pedrão, todos deben agitar la mano, tal como lo hicieron los clientes cuando querían que Pedrão viniera a atenderlos.
Todos saludaron al mismo tiempo con la mano, pero Pedrão no apareció.
Lo volvieron a hacer y nada. Esta vez, con las dos manos, y nada. Llamaron por su nombre. Nada de Pedro. Sólo después de que todos gritaran apareció Pedrão.
- ¿Qué pasó Pedro? - preguntó uno de los presentes en la sesión. - ¿Qué te tomó tanto tiempo?
- Esa no era mi mesa.

26. Consejo médico

En la oficina, el médico le dice al paciente:
- Como ya te dije: respirar hondo mata los microbios.
- ¿Y cómo voy a enseñar a los microbios a respirar hondo?

27. Los tres socios

Tres socios compartían la misma oficina en el piso 60 de un edificio. Un día, cuando entraron al edificio, se fue la luz. Como tenían compromisos ineludibles, no quedó otra solución que subir los 60 pisos por escaleras.
- ¡Tengo una idea! - dijo uno de ellos. - Soy bueno para las bromas. Puedo contar chistes en los primeros veinte pisos. A ti -señaló a uno de sus compañeros- te encanta leer libros de aventuras. Puedes contarnos alguna historia sobre los próximos 20 pisos. Y a ti -señaló al tercer compañero- te encantan las historias tristes. ¿Qué tal si nos cuentas alguna historia triste para entretenernos en los últimos 20 pisos?
Todos estuvieron de acuerdo y comenzaron a subir. Durante los primeros 20 pisos, todos se divirtieron con las bromas y ni siquiera se dieron cuenta cuando llegaron al piso 20. Hasta el piso 40, todos se entretuvieron con una increíble historia de acción y aventura. Cuando llegaron al piso 40, el compañero que iba a contar una triste historia dijo:
- Tengo una historia muy triste que contar. Pero muy triste de verdad. Ni siquiera puedes imaginar el tamaño de la desgracia.
- Dime - dijo uno de los socios.
- Olvidamos las llaves en recepción.